miércoles, 20 de agosto de 2008

donde

siempre pensé que el cielo estaba arriba,
pero eso es una confusión (...)

sábado, 16 de agosto de 2008

por qué teatro

porque duele, y es sucio y amargo; a tí no te gustaría, tú:

que ves a veces los corderitos en el campo, o que oyes los pájaros parados en las veletas de las casas.

a tí, no te gustaría.

jueves, 14 de agosto de 2008

charleston

hay un momento, un espacio, digamos mejor, que roza con el borde; el borde de otro momento espacio, digamos mejor. Ahora, el problema surge cuando la línea de la linde se ve amenazada. En el lugar de la aporía, ya no hay problema.-
bailar, bailar, bailar hasta caer rendido. y otra vez, y así, hasta pasar al otro lado.

martes, 12 de agosto de 2008

frankenstein


Antonio Di Benedetto

"... ¿qué es, para un niño, la muerte?
pido a Julia que averigüe entre sus alumnos, en la escuela. Se alarma, se defiende, se ofusca. Explico, apaciguo. La serie, mi trabajo...
se niega, obstinadamente. Dice que no es normal.
-"qué no soy normal??!!", y la desconcierto.
sé perfectamente que no dijo eso..."
AdB, los suicidas, pp. 16-17.
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estas líneas recordaba ayer por la tarde, rumbo a la costanera nuestra, tan gris. llevaba conmigo unos paquetes de cosas para la obra, comprados con instinto compulsivo. pesaban.

domingo, 10 de agosto de 2008

domingo, 3 de agosto de 2008

de la escritura

La escritura teatral es esclava del milagro de la escena; su autonomía ha sido arena de conflicto en el proceso de esta obra. Escena y escritura han andado juntas, alternándose los órdenes, imbricándose mutuamente en una misma escalada. El relato no se ha mantenido al margen, de la tematicidad de nuestra pieza podría decirse que “ha nacido ayer”; a continuación de cada ensayo, a cada vuelta de página, y también, en un pasado mucho más viejo que eso.
Irse, quizás no sea más que esa vuelta al principio del relato, y nuestra labor, ninguna otra a la de la búsqueda de las marcas del comienzo.
En una época en la que hasta el debate acerca del final de los grandes relatos parece haber perdido el espacio, escribir una pieza para teatro partiendo los años 70s`, puede considerarse un destiempo; o la única manera posible. Esta segunda opción ha sido el caso. No se trata de una reivindicación política a un pasado que, como el nuestro, ha copado de horror a cualquier esbozo de belleza. Se trata de dar curso al relato de una sensación que está en el aire que hemos de respirar: el encierro de algo constitutivo de cualquier humanidad; encierro que trae por corolario a una humanidad herida, partida al medio, fuera de sí.