Una, viaja sin su ombligo.
Si bien no junta pelusa, es un poco inconsistente y profundamente solitaria.
Por que una cosa es mirarse el ombligo y otra diferente, es mirarlo y encontrar un agujero.
Vivir sin ombligo es deambular por una casa a oscuras.
Ser un barquito de papel,
una hojita en la tormenta,
un barrilete al viento, un panadero roto.
Por suerte tiene sus botas. Las botas de lluvia, las botas de pescar.
De pescar deseos. De pescar destellos. De pesca, ombligos.
¡Si usted encuentra un ombligo extraviado! Por Favor recuérdele que mientras el anda muy contento por el mundo, Pola busca y busca encontrando solo semillas de lino, salvado y tofu.
Y no alcanza.
Nada de eso alcanza.
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